Dentro y fuera de
México, Andrés Manuel López Obrador ha sido presentado como un izquierdista.
Esto despierta expectativas en Venezuela y otros Estados miembros de la ALBA,
pero está por verse sí éstas se cumplen.
La victoria de Andrés Manuel López Obrador
(también conocido como AMLO) en los comicios presidenciales realizados este
domingo (1.7.2018) en México fue tan clara que uno de sus contrincantes –José
Antonio Meade, candidato del gobernante Partido Revolucionario Institucional
(PRI)– lo felicitó antes de que las tendencias de voto fueran reveladas por el
Instituto Nacional Electoral. Analistas perciben esa temprana admisión de
derrota como una evidencia de la madurez de la democracia mexicana y como un
factor propicio para una transición bien coordinada. Las implicaciones de la
reacción regional al triunfo de AMLO son más difíciles de precisar.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau,
lo congratuló, asegurando que cooperaría con él para que la reforma del Tratado
de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) beneficiara a todos los
ciudadanos de ese subcontinente, pese a que el presidente designado de México
no ha soltado prenda sobre su política exterior. El mandatario estadounidense,
Donald Trump, le dedicó un cordial mensaje en la red social Twitter, aun
sabiendo que gobiernos izquierdistas latinoamericanos ven a AMLO como punta de
lanza de una nueva rebelión contra la injerencia política y económica de la
Casa Blanca en las naciones al sur del Río Bravo.
Desde Caracas, Nicolás Maduro le dio la
enhorabuena a AMLO, proclamando que "los pueblos de Venezuela y México
están llamados a trabajar en conjunto para consolidar el impostergable proceso
de unidad de América Latina y el Caribe”. Pero si Maduro da por sentado que el
jefe de Gobierno recién electo comulga con la retórica de la élite chavista y
sus aliados en Bolivia, Cuba, Nicaragua y otros Estados miembros de la ALBA es
porque olvidó una declaración reciente en la que AMLO refutó sentirse inspirado
por la "revolución bolivariana". En fin, AMLO es la superficie
sobre la cual tirios y troyanos proyectan disímiles esperanzas.
"Ambigüedad ideológica”
Puede deberse a que es un hombre difícil
de clasificar. El escritor mexicano Jorge Zepeda Patterson le atribuyó una
"ambigüedad ideológica” similar a la del caudillo argentino Juan Domingo
Perón. Puede que haya propuesto golpes de timón radicales como los consumados
tras la Revolución mexicana de 1910; pero AMLO forma parte del sistema
político, no entró a él desde los márgenes. Los discursos de AMLO suelen tener
toques religiosos y la alianza que apuntaló su candidatura incluye a un partido
liderado por pentecostales. No obstante, dentro y fuera de México, la prensa lo
ha presentado como un izquierdista puro y duro.
Esto obliga a preguntar por los efectos que
puede tener la presidencia de AMLO sobre una de las economías capitalistas más
importantes de América y, por otra parte, por lo que pueden esperar del nuevo
presidente mexicano los Ejecutivos latinoamericanos de izquierda que permanecen
en pie. "Me cuesta imaginar las secuelas de la gestión de López Obrador en
su país y en la región porque, aunque despierta muchas expectativas, él tiene
un margen de maniobra muy pequeño”, comenta Karl-Dieter Hoffmann, profesor
emérito especializado en México y exdirector ejecutivo del Instituto Central
para los Estudios Latinoamericanos (ZILAS).
"López Obrador se enfrentará a grandes
obstáculos para cumplir lo prometido durante la campaña electoral y es muy
posible que él decepcione a los mexicanos que votaron por él como Nicolás
Maduro lo hizo con sus simpatizantes en Venezuela y el presidente Daniel Ortega
con los suyos en Nicaragua”, agrega Hoffmann en entrevista con DW, dando a
entender que su impacto "fuera de casa” dependerá del éxito que tenga dentro
de ella con sus programas para combatir la desigualdad social, la violencia
criminal y política, y la corrupción. "López Obrador deberá cerciorarse de
que el erario público le alcance para todo eso”, acota el experto.
Populismos de izquierda y derecha
"Es comprensible que buena parte del
electorado mexicano tuviera la impresión de que, aparte de López Obrador, no
había alternativa. Pero muchos de los objetivos de López Obrador demandarán de
él un incremento de los impuestos porque las arcas del Estado están medio
vacías, según los expertos más pesimistas. Y si él no logra mantener su
palabra, es posible que terminen surgiendo movimientos sociales en su contra. A
eso debemos sumar la resistencia que tendrá en el Parlamento: yo puedo
imaginarme a los partidos tradicionales uniéndose para neutralizar a la
naciente alternativa de izquierda”, señala Hoffmann.
Thomas Fischer, profesor de Historia
Latinoamericana en la Universidad Católica de Eichstätt-Ingolstadt, interpreta
el triunfo de AMLO en las urnas de México como un indicio de que en América
Latina no ha terminado aún el llamado "experimento de la izquierda”.
"El ciclo de gobiernos de izquierda llegó a su fin en algunos países de la
región, mientras que en otros parece comenzar. Gustavo Petro perdió en los
comicios presidenciales colombianos más recientes, pero obtuvo el 40 por ciento
de los votos en unos comicios con una participación inusualmente alta. Ese es
un buen resultado para un verdadero político de izquierda”, dice.
Sin embargo, Fischer explica que la
constelación de factores que ha llevado a AMLO al poder –circunstancias que se
han registrado en muchos países del mundo– no necesariamente conduce
siempre al encumbramiento de un político izquierdista. "En México se
impuso el desencanto de la población de cara al sistema de partidos
consolidados y eso favoreció a López Obrador debido a su enfrentamiento
coyuntural con Donald Trump, pero también ha habido políticos de derecha
que le han sacado provecho a la crisis de los partidos establecidos en sus respectivos
países. Álvaro Uribe en Colombia es el mejor ejemplo”, esgrime el
especialista de Eichstätt.
En busca de
socios estratégicos
"Cuando los partidos tradicionales y sus
maquinarias se debilitan, comienza la hora del populismo. Y llegado ese momento,
las promesas no deben ser realizables para servir como herramientas políticas.
Como Uribe, López Obrador es un populista que promete mucho”, añade Fischer.
"Para gobiernos de izquierda cuyo ciclo está por culminar –como el de Evo
Morales en Bolivia, el de Daniel Ortega en Nicaragua o el de Nicolás Maduro en
Venezuela–, el triunfo de AMLO es importante por ser México uno de los países
más grandes de América y vecino directo de Estados Unidos, la presunta fuente
de todos los males de la región”, opina el catedrático.
"No extraña entonces que ellos sueñen con
una sociedad estratégica de naturaleza ideológica con México, tal como otros
países soñaron con una sociedad estratégica de índole económica con Venezuela
cuando Hugo Chávez llegó al poder en 1999. Ahora hay que estar muy pendiente de
quién establece alianzas con quién, sobre todo en las cumbres de las distintas
iniciativas de integración regional. Admito que, a mis ojos, no está muy claro
qué acercamientos tendrán lugar tras la juramentación de López Obrador como
presidente el 1 de diciembre de 2018”, concede Fischer.
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